Capacite a los ejecutivos con coaching personalizado para lograr un cambio de comportamiento duradero.
Coaching ejecutivo
Por Howard M. Guttman
El mejor entrenador que he conocido
La mejor coach que he conocido ha sido Joan H. No era una gurĆŗ, ni una autora publicada, ni una gran oradora. Fue mi primera mĆ”nager, pero estaba dotada de un gen superior para el coaching. Mi trabajo consistĆa en escribir artĆculos para su publicación: pan comido, o eso creĆa yo. Mi primera tarea fue escribir un artĆculo. Ocho borradores agonizantes despuĆ©s, Ā”Joan consideró que mi artĆculo era lo suficientemente bueno para publicarlo!
Joan fue un entrenador fantÔstico cuya eficacia se basó en seis prÔcticas:
Poniendo el listón muy alto : Joan sabĆa quĆ© era la excelencia y no se conformaba (ni me permitĆa a mĆ conformarme) con menos. Perseveró, borrador tras borrador, sin bajar sus estĆ”ndares ni darse por vencida conmigo. Como resultado, alcancĆ© un nuevo nivel de excelencia.
Expresar claramente los "deberĆa" : los "deberĆa" claros proporcionan objetivos que impulsan el comportamiento deseado. Joan no se limitó a decir: "Reescribe esto". Su retroalimentación fue especĆfica. Su enfoque nunca se centró en lo mal que estaba redactando, sino en cómo podrĆa mejorar. Los "deberĆa" claros no solo proporcionan objetivos a alcanzar, sino que tambiĆ©n aclaran el estado actual "tal como estĆ”" y la brecha entre ambos. Mi trabajo era cerrar la brecha.
Negarse a ārescatarā : Joan nunca dijo: āAsĆ es como lo reescribirĆaā. Me dejó la responsabilidad a mĆ, diciendo cosas como: āEste pĆ”rrafo tiene demasiadas palabras. ĀæCómo podrĆas expresar el mismo pensamiento en menos palabras?ā. Me obligó a encontrar soluciones.
Prueba de comprensión : Joan nunca dio por sentado que yo sabĆa lo que se esperaba de mĆ. Me dio su opinión y luego me preguntó: āĀæEntiendes lo que tienes que hacer? ĀæCómo lo harĆ”s?ā. Esto me mantuvo centrado.
Contratación : Al final de cada sesión de retroalimentación, Joan exponĆa cuidadosamente los próximos pasos: lo que esperaba que yo lograra en la próxima reunión y cuĆ”ndo ocurrirĆa esa reunión.
Tener paciencia : Joan puede haberse sentido frustrada por la revisión, pero nunca lo demostró. Estaba en una curva de aprendizaje y ella me dio el tiempo que necesitaba.
Evite tres trampas
Hay tres trampas que pueden descarrilarte:
Conspiración con el cliente : evite presionar a la persona o al equipo para que vayan mÔs allÔ de su zona de confort. La conspiración puede resultar agradable a corto plazo, pero es una de las mayores barreras para un cambio de comportamiento duradero.
No saber cuĆ”ndo dejar ir : no se puede aprender a andar en bicicleta a menos que se pedalee solo. Los grandes entrenadores no son salvadores, no llevan monos. No tienen las conversaciones que sus clientes deberĆan tener, no forjan relaciones para ellos ni compensan su incapacidad para cambiar. Proporcionan apoyo y orientación.
Dar un ultimÔtum a los clientes : obligar a los clientes a recibir coaching bajo la amenaza de repercusiones es inútil. En lugar de eso, concéntrese en los hechos. Comience por entrevistar a las personas mÔs cercanas al ejecutivo. Explore las percepciones de fortalezas, debilidades y comportamientos. Este "yo reflejado" brinda una idea de cómo los demÔs ven al individuo.
Siete papeles mortales
A continuación se presentan siete roles que los entrenadores deberĆan evitar a toda costa:
Jugando al confesor : el coaching no se trata de absolución sino de cambio de comportamiento.
Jugando a ser Freud : los entrenadores no estĆ”n allĆ para analizar el āyo interiorā, sino para evaluar comportamientos observables.
Jugando a Houdini : el coaching no es magia; se trata de seguir un proceso claro.
Jugando a ser Salomón : los entrenadores no tienen todas las respuestas. Los mejores conocimientos provienen de quienes interactúan con el cliente.
Interpretando a TarzĆ”n : los entrenadores no deberĆan cargar con las cargas de sus clientes. Los clientes deben aprender a asumir sus responsabilidades.
Jugando a ser un cómplice : el coaching se trata de cambiar el rendimiento, no de poner excusas.
Jugando a ser Osama : Los entrenadores no deben intimidar, sabotear o daƱar el ego o la carrera del cliente.
Resumen
El coaching implica recopilar y analizar datos, compartirlos de forma objetiva y no amenazante, transferir habilidades especĆficas para el cambio de conducta y medir los resultados. Los coaches de primera clase se adhieren a estas prĆ”cticas y evitan las trampas y los roles letales que socavan la eficacia.
El editor colaborador Howard Guttman es el autor de "When Goliaths Clash: Managing Executive Conflict" (AMACOM). Es el director de Guttman Development Strategies, especializado en la creación de equipos de alto rendimiento y coaching ejecutivo.
Acción: Evitar jugar papeles mortales.
Reimpreso con permiso de Executive Excellence Publishing.